Flamante salón de conferencias donde se realizan los “Jueves Académicos; un espacio para la reflexión”. Talentosos y reconocidos intelectuales han expuesto su pensamiento, trabajos literarios y de investigación: tal es el caso de Marco Antonio Rodríguez, Enrique Ayala Mora, Rosalía Arteaga, Carlos Paladines, Roberto Gómez Mera, entre otras personalidades.
viernes, 11 de junio de 2010
MARTES CULTURALES Y JUEVES ACADÉMICOS EN LA CCE, NÚCLEO DE IMBABURA
jueves, 10 de junio de 2010
MURALES REPRESENTATIVOS DE LA CCE, NÚCLEO DE IMBABURA
Las imágenes que se construyen de una ciudad son perdurables. Así lo creían a finales del siglo XIX quienes realizaban fotografías panorámicas de las urbes: Era una manera de perpetuar la memoria para los tiempos futuros. Con ese concepto Juan Carlos Morales fotografía a Ibarra
En este mural, por ejemplo; está la Iglesia Santo Domingo, en una panorámica de 180 grados que muestra el esplendor de los templos religiosos, consta, además, un desfile por la emblemática calle Bolívar, desde un balcón de la casa de la ibarreñidad; una toma de el Obelisco, con velocidad lenta y en tarde de lluvia; una instantánea de las cúpulas de la Iglesia de la Merced y una fotografía aérea del tradicional parque Pedro Moncayo. En definitiva el secreto de la fotografía: imágenes que siempre están allí pero esperan de un ojo adiestrado para develarlos
RETORNO A IBARRA
El Terremoto de Ibarra, ocurrido el 16 de agosto de 1868, fue dantesco. La bella villa, como la llamó Juan de Velasco, quedó reducida a escombros. De los 7000 habitantes que tenía, aproximadamente, 5000 perecieron (en la provincia murieron 20000). 550 sobrevivientes acamparon durante cuatro penosos años en Santa María de la Esperanza, hasta que -con la tenacidad de Gabriel García Moreno- decidieron refundar su amada ciudad.
El mural del artista José Villarreal, entonces, es una apuesta y una celebración a la vida, representada por las figuras que levantan a un recien nacido. Está el paisaje, la mítica esquina del coco y el instante eterno del Retorno, que incluye brazos anónimos porque la historia la construyeron todos. La sombología de los bueyes y el arado, siguiendo la tradición etrusca, es ese dominio humano sobre la tierra y lo que esta devuelve tras el sacrificio, por eso, además, un infante -subido en el carromato- lleva consigo también a las deidades. Pero volver de las cenizas significa también reconocer ese pasado caranqui, incluso anterior a la fundación de 1606, que está enlazado con el futuro.
YAHUARCOCHA Y LOS CARANQUIS
Las deidades de los antiguos pueblos, como los Caranquis eran los montes tutelares como el Imbabura. Eran dioses dadores de agua y de vida, de allí que lagunas, vertientes, cascadas o ríos formaban parte del panteón andino, como un encuentro con la naturaleza.
Antes de la Fundación de Ibarra, 1606, durante más de 800 años, los habitantes de los llamados Señoríos Étnicos (caranquis, pastos, cayambis, quitus) comercializaban como hermanos en diversos pisos ecológicos, conocido ahora como micro-verticalidad, con un énfasis en la reciprocidad comunitaria hasta la llegada de los incas y conquistadores ibéricos.
El mural de Jorge Porras se aproxima a esa escena en torno a los peces, las montañas y el maíz, en la mítica laguna de Yahuarcocha donde -en manos de la expansión incásica- perecieron cerca de 20000 caranquis, quienes junto a sus aliados, defendieron su tierra en el siglo XVI.
SALA DE ARTE CONTEMPORÁNEO
miércoles, 9 de junio de 2010
EXPOSICIONES PICTÓRICAS DE LA CCE, NÚCLEO DE IMBABURA
EL ARTE TESTIMONIAL
La exposición de hoy a las 17:00, titulado "EL OLOR DE LO NUESTRO", del artista Oswaldo Villalba -San Antonio, 1933- está teñido de ruralidad. Una ruralidad que es actitud de vida, es antropología y es estética. Es tradición, religiosidad y poesía. Recorrer San Antonio de Ibarra, en el tren de imágenes del maestro Villalba, es interiorizarse en casas, que guardan ecos del pasado, con paredes que son memorias traslúcidas de múltiples vidas. Da la sensación que los primeros años se quedaron retenidos en sus corredores y zaguanes, especie de salas alternas aptas para la añoranza, el brindis y el descanso. Cubiertas con tejas amorosamente ordenadas, oscuras por el musgo y por el fuego del sol. Tumbados altos, con vigas de eucalipto, sosteniendo los aleros, que dan seguridad al reposo. Calles espinadas donde el viento taciturno se filtra entre sus piedras. La ruralidad todavía guarda cocinas de leñas, con fogones alimentados por suspiros, con hornos donde se amasa la bienaventuranza del pan.
Biblioteca "Alfredo Pérez Guerrero" de la CCE, Núcleo de Imbabura
La sala de lectura, con capacidad para 80 usuarios, permite consultar el material bibliográfico dentro de la biblioteca, se cuenta con 12500 libros.
REFERENCIA
Las bibliotecarias orientan y ayudan a los usuarios para localizar textos, documentos, periódicos, revistas, entre otros, material que lo requieren para consulta. A diario se revisan textos de: ciencias puras, ciencias sociales, lenguas, filosofía, literatura, religión, tecnología y obras generales, para tareas escolares de estudiantes de niveles primario, secundario y superior. También, concurren varios investigadores que tratan temas específicos como: antropología, arqueología, arte, paleontología, lugares turísticos, entre otros.
FOTOCOPIAS
Se permite la reproducción (fotocopias) del fondobibliográfico, conforme las normas legales lo establecen.
HEMEROTECA
La biblioteca cuenta con la sección de hemeroteca, donde se disponen de los diarios locales: El Norte y La Verdad.
SALA VIRTUAL
sábado, 5 de junio de 2010
SITIOS TURÍSTICOS DE ATUNTAQUI
FÁBRICA TEXTIL IMBABURA
Desde los inicios del siglo XX, la historia de Antonio Ante se ha escrito junto a la "Fábrica Imbabura", que fuera sin lugar a dudas, el centro industrial más importante de todos cuantos se han establecido en el cantón y la provincia.
En el año de 1964, la fábrica enfrenta su más seria crisis social y económica cuyo impacto dejó en la desocupación a más de 600 jefes de familia y empleados. Era evidente la intención de liquidar la fábrica por parte de los dueños españoles y el 29 de abril de 1965 los dueños anunciaban la liquidación de la empresa.
En el año 1967, se dictaron varias disposiciones gubernamentales que favorecieron el relativo funcionamiento de la Industria Algodonera, posteriormente en el año de 1969 el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social IESS, "mediante embargo", asume la administración de la empresa sin obtener los resultados que se esperaban, lo que determinó el cierre de algunas de sus áreas textiles, quedando en funcionamiento únicamente la sección de hilatura hasta el año 1996 en el que se cierra de manera definitiva la Fábrica Textil Imbabura.