SALA RAFAEL TROYA
EL ARTE TESTIMONIAL
La exposición de hoy a las 17:00, titulado "EL OLOR DE LO NUESTRO", del artista Oswaldo Villalba -San Antonio, 1933- está teñido de ruralidad. Una ruralidad que es actitud de vida, es antropología y es estética. Es tradición, religiosidad y poesía. Recorrer San Antonio de Ibarra, en el tren de imágenes del maestro Villalba, es interiorizarse en casas, que guardan ecos del pasado, con paredes que son memorias traslúcidas de múltiples vidas. Da la sensación que los primeros años se quedaron retenidos en sus corredores y zaguanes, especie de salas alternas aptas para la añoranza, el brindis y el descanso. Cubiertas con tejas amorosamente ordenadas, oscuras por el musgo y por el fuego del sol. Tumbados altos, con vigas de eucalipto, sosteniendo los aleros, que dan seguridad al reposo. Calles espinadas donde el viento taciturno se filtra entre sus piedras. La ruralidad todavía guarda cocinas de leñas, con fogones alimentados por suspiros, con hornos donde se amasa la bienaventuranza del pan.
El maestro Oswaldo Villalba, habre el telón para compartir su personalidad. Y allí emerge su madurez, su frontali
dad, su filosofar, sin hipocresías. El maestro Villalba ¿es ateo? ¿es agnóstico? No. Es cristiano. El cree en Dios, un Dios sin intermediarios. Pero es anticlerical, desconfía de los templos, de las sectas, donde se ora por intereses. No es católico, pero respeta el catolicismo profundo y practicante de su esposa. De sus cuatro hijos, una profesa el taoísmo. Maestro blindado de historias y afectos, descubre a un viejo roble de la educación. Autodidacta, sonriente y crítico.
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